La Ermita de la Vera Cruz o del Santo Sepulcro, está en las afueras de la ciudad de Segovia, en el camino a Zamarramala, desde donde se aprecia una maravillosa vista de la ciudad. Esta declarada Monumento Nacional.
La ermita de la Vera Cruz o del Santo Sepulcro, es un precioso templo románico cuya construcción se atribuye a los caballeros templarios y
El edículo es un pequeño templete de dos plantas, en la parte superior se realizaba la vela de armas de los caballeros antes de entrar en la Orden del Temple y en el altar se les consagraba caballeros.
La construcción de esta iglesia es de origen Templario, aunque actualmente hay voces que opinan que fue la Orden del Santo Sepulcro de Jerusalén, por su planta de forma dodecagonal la vincularía con el Santo Sepulcro de Jerusalén
Realmente a la construcción templaria original, durante la estancia de la Orden de los Caballeros del Santo Sepulcro, se añadió al edifico templario, un ábside, hoy utilizado como sacristía, y más tarde la torre, y los tres ábsides que conforman la cabecera de la iglesia.
En 1216 El papa Honorio III, donó en 1216 una reliquia, consiste en un trozo de la cruz de Cristo o lignum crucis, al templo. En 1692, el lignum crucis, después de varios intentos de robo, se traslado a la nueva iglesia parroquial de Zamarramala, donde se conserva actualmente.
Lo que si esta clara es que despues de la disolución de la Orden del Temple, la iglesia paso a la Orden del Santo Sepulcro, que en 1531 se unificó con la Orden de San Juan de Jerusalén, que posteriormente pasó a depender de la Soberana Orden Militar y Hospitalaria de San Juan de Jerusalén, de Rodas y de Malta.
La desamortización de Mendizábal, en 1836, permitio que se vendiera y cayera en el abandono. Afortunadamente, en 1951 la Orden Militar y Hospitalaria de San Juan de Jerusalén, de Rodas y de Malta, tomó posesión de la Iglesia y actualmente se encarga de su conservación y custodia.
Existe muchas leyendas en torno a la Ermita de la Veracruz, tales como que en su subsuelo, hay enterrado un gran tesoro templario o la ausencia de grajos en el lugar, debido a una maldición que realizo el prior a los grajos, por picotear el cuerpo de un templario muerto.
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